Lo que quedó por decir.
Madalina Cobián.
Tomado del cuaderno de cuentos “Erizos y espinas”.
Siempre te dije que era preferible una buena amistad a una mala aventura amorosa, pero tú insististe en continuar hasta lograrla. ¿Por qué seguiste estimulando algo si pensabas que lo que iba a nacer ya estaba muerto? ¿Por qué dejaste que tu líbido dominara tu razón? Hoy no tenemos lo primero y perdimos lo segundo.
¿Te habías trazado alguna meta? Si fue así, en realidad, fue una meta pobre y corta, pues no tuviste tiempo de disfrutar lo que podrían haberte deparado las circunstancias que tu mismo creaste.
¿Era pura curiosidad erótica? ¿Era algun reto machista que te propusiste al convencerme de unir nuestras vidas aunque fuera por momentos de placer? Si fue así, fue una actitud poco digna para conmigo.
¿Acaso no encontraste lo que esperabas? Si no lo encontraste fue porque no lo buscaste. Porque no diste tiempo a que las cosas cayeran por su propio peso. Porque las cosas del espíritu satisfacen tanto o más que las materiales, a no ser que se carezca de espiritualidad. Lo que hay que saber es estimularla para poder disfrutar de sus placeres.
Opino que fue un oportunismo de tu parte aprovechar el momento que te facilité con mi ira por tu ausencia cuando más te necesitaba, para realizar un desprendimiento inesperado y justificado. Esa actitud la entiendo en determinadas circunstancias de la vida social, pero nunca en la vida sentimental. Me parece más bien una actitud taimada, vengativa.
¿O acaso una actitud facilista para huir antes de que la situación agravara y se tornara peligrosa? El hecho de que te negaras a dar una explicación indica que sencillamente no tuviste argumento que explicar.
Me acusas de ser muy dificil. Yo te lo había advertido y no me creíste. No lo finjo, lo soy. Pero soy extremadamente vulnerable al cariño y la delicadeza; herramientas capaces de abrir la compuerta bloqueada de mi manantial de ternura; herramientas que nunca supiste usar. ¿Que no me acepto a mi misma? Yo si me acepto a mí misma. Los que no me aceptan son los demás.
¿Qué no analizo los hechos como prueba de tus sentimientos? ¿Hechos? ¿Te refieres a la ayuda material? Si, los reconozco, pero lo material se deteriora, se esfuma; sin embargo los gestos quedan imborrables en la memoria y en el corazón. Te equivocaste si pensaste que yo era de las mujeres que buscan una pareja para solventar su situación material, pues yo siempre he solventado la mía. Mi mundo espiritual es mucho más grande que mi mundo material y es el primero el que necesito llenar. Yo nunca te pedí ayuda. Sólo te pedí que no me hicieras sufrir.
Si el enfermo hubieras sido tu, yo me hubiera arriesgado y hubiera hecho lo indecible por estar a tu lado. Pero parece que el riesgo no está dentro de los parametros que rigen tu vida. Entonces, eres muy conservador. Y los conservadores no tienen mi admiración.
La miseria, el dolor, la enfermedad y la pobreza se sienten menos y se enfrentan valerosamente cuando se escuchan palabras de consuelo y apoyo. Pero cuando no, la soledad deprime hasta aniquilar, hace perder la esperanzas, hace surgir pasiones inesperadas y a veces hasta violentas. Yo nunca te pedí ayuda. Sólo te pedí que no me hicieras sufrir.
. Muchas gracias por tus consejos, enseñanzas, atenciones, cuidados y preocupaciones.
En cuanto a nuestra no realización como pareja, no te preocupes. Me di cuenta de que yo no te gustaba lo suficiente. No obstante yo siempre recordaré los mejores momentos de nuestra amistad.