Benemérita Logia “Hijas de la Acacia” N0.1
Oratoria por el Aniversario 158 del natalicio de nuestro Apóstol V.H. José Julián Martí y Pérez.
No escasean en estos tiempos quienes aseveren que mucho ya se ha hablado sobre el hombre que cayó en Dos Ríos. Creo que no todos los cubanos hemos logrado acercarnos lo suficiente a este ser entrañable que halló en la naturaleza fuente de verdad y de vida.
Cuando Martí inicia en 1871 su primer destierro, tiene una visión insular del mundo. Profundos y variados son los conocimientos que obtiene. Pero la dimensión mayor en su formación de hombre, la adquiere durante su paso por las tierras que el llamo “nuestra América”. Su americanismo, deviene torrente cristalino empeñado en inundar la conciencia del prójimo. Esto se percibe en las vertientes que utiliza para realizar la obra de educador social, como la literatura, el periodismo y la oratoria, donde crea una escuela en la que forma excelentes discípulos.
También ejerció el magisterio directo, faceta menos divulgada de su obra, que aprovechó para educar e influir en el corazón de la juventud, siempre abierta a la esperanza.
Una constante en sus enseñanzas es la formación en los valores morales necesarios a los niños de nuestros pueblos, vinculados al patriotismo y al americanismo.
En Martí palpitaban virtudes universales, como el sentimiento de la justicia, de la equidad, del sacrificio voluntario. Un hombre dotado de las cualidades de un verdadero Apóstol. La entrega devota a la causa que esgrimía era un deseo y, a la vez, un orgullo.
Es deber de nuestra institución tener como premisa los ideales martianos, su espiritualidad religiosa en su expresión más sublime (llámese amor o misericordia) tiene como características esa “capacidad de sacrificio”, y ese “desprendimiento” que desplegó en aquella dimensión donde no hay lugar para el valor del interés personal, donde las cosa no se deciden en función de las perdidas o los beneficios que puedan aportar , ni se miden con la vara especulativa del toma y dame.
Es difícil seguir los pasos firmes de este tipo de gigante, pero, el solo hecho de intentar alcanzarlo es en principio suficiente para empezar a obtener un poco de elevación espiritual. Este es el camino que han de trazarse todas las HH. que han decidido integrarse a nuestra fraternidad. Es un camino estrecho, lleno de escollos pero no imposible de transitar si el propósito es honrado, puro y desinteresado. Es en este “desinterés” donde está el honor de quien se consagra íntegramente a una causa. Para Martí, el ejercicio del amor y de la virtud entraña el dolor, pero el dolor como fuerza para contrarrestar las fuerzas del mal, las fuerzas destructoras de la armonía universal que se manifiestan en la simulación en la lucha por la vida, que no es más que la carencia de virtud de las almas más imperfectas que sedimentan en sí odio y rencor.
Nuestras sesiones son parte de nuestro sacrificio en el empeño de superarnos para servir mejor a nuestra sociedad, a nuestra patria y es en la práctica el homenaje más efectivo que pudiéramos rendirle al más brillante y noble de todos los cubanos.
Muchas gracias.
Leído, por la Oradora de la logia N0.1, mentora Yasmina Guerra Prado, Templo Gótico, Enero, 2011
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